En un mundo tan competitivo, en el que nunca ha sido tan fácil emprender, está claro que la diferencia es la mejor manera de desmarcarse de la competencia. Hacer de la diferencia tu seña de identidad y una garantía de marca, ¿por qué no? Menús diferentes e innovadores, aplicar la tecnología punta a cualquier negocio, apostar por la máxima calidad son algunos ejemplos de ese marcar la diferencia. Un listado en el que no puede faltar la seguridad, menos aún, cuando de alimentos se trata en general, y del sector del catering en particular.

Son muchos los que ponen la tilde en elementos vistosos pero superfluos, olvidando que garantizar la seguridad en estos servicios es el mejor indicativo para un cliente que es exigente. 

La seguridad alimentaria en el sector del catering

Es probable que no te resulte en absoluto sorprendente saber que la elaboración, la manipulación y el transporte de comida están sujetos a una normativa en materia de seguridad alimentaria. Normas establecidas con el fin de garantizar el protocolo adecuado y esenciales para garantizar la calidad y el buen estado de los alimentos que finalmente llegan a tu plato. Ahora bien, la pregunta es: ¿se cumplen escrupulosamente estas normas? La respuesta es rotunda cuando de empresas serias se trata.

Empresas que encontramos en el cumplimiento de estas normas esa diferencia para desmarcarnos en positivo de la competencia.

La prueba del compromiso de una empresa de catering

La prueba indiscutible del compromiso, en este sentido, de una empresa con sus clientes es el compromiso con las normativas en materia de seguridad alimentaria. Pero también la inscripción en el Registro General Sanitario de Empresas Alimentarias y Alimentos es otra de las garantías más palpables en esta materia.

Respecto de las normativas, las empresas del sector estamos sujetas a las directrices establecidas por la UE a través de los correspondientes reglamentos y a las españolas.

Normativas que hay que conocer y que tienen varios denominadores comunes: regulación de la higiene de los productos alimenticios, de los de procedencia animal, la regulación de la manipulación, producción y transformación de los alimentos. Quedan también perfectamente reguladas todas las acciones que se enmarcan en la distribución de estos alimentos que deben estar sujetos al correspondiente protocolo.

En España, además, y vía decreto, se obliga a las empresas dedicadas al sector a contar con un número de registro. El certificado es la mejor garantía de ese compromiso de las empresas con la seguridad y con la profesionalidad del sector.

 

Los programas internos y los seguros de responsabilidad civil

Además de todos estos cumplimientos, normativas y registros, las empresas comprometidas contamos con programas internos. Es fundamental el control máximo de las cadenas alimentarias porque la máxima de la profesionalidad del sector pasa por evitar cualquier tipo de incidente relacionado con los alimentos. Un programa interno de buenas prácticas y de higiene, mecanismos de vigilancia y medidas de seguridad adaptada a cada caso. 

Un escenario de seguridad al que sumar un seguro de responsabilidad civil, destinado a cubrir posibles daños ocasionados a los consumidores. Un seguro que suma seguridad a un sector sensible precisamente porque se trata de una cadena que supone manipulación, mantenimiento y traslado en muchos casos de alimentos. Una cadena que debe ser escrupulosamente realizada, pero también vigilada y con las máximas medidas de seguridad en cuanto a higiene. 

En definitiva, en este momento en el que la contratación de un catering por parte de particulares y empresas ha experimentado un notable repunte, es importante que las organizaciones se adapten a las exigencias de estos clientes. Exigencias que pasan por esta seguridad y que, como te hemos explicado, es la seña de identidad que denota compromiso y profesionalidad. Dos aspectos que marcan esa diferencia a la que nos hemos referido.

 

 

Todo lo que hay que saber de la seguridad alimentaria en los caterings
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